miércoles, 18 de agosto de 2010
martes, 17 de agosto de 2010
Pero, ¿por qué esa fascinación por los golfos?
- ¿Por qué me maltratas así, nena?
- Llevas sonriendo a las chicas toda la mañana, ya tendrás alguna dirección en el bolsillo, ¿no?
- ¿Dirección...? -tira las direcciones que tenia en el bolsillo - No.
- Traes problemas.-refunfuñó.
- Lo sé. ¿Y tú?"
viernes, 13 de agosto de 2010
Brooklyn tiene muchas cosas en la cabeza
Una se llama Chelsea, la otra prefiere que la llamen Gina.
Chelsea viste camisetas oscuras y rotas por todos lados, le encantan los pantalones vaqueros rasgados o los cortos con los bolsillos hacía afuera.
Gina tiene un amor demasiado profundo hacía todo tipo de vestidos, largos, cortos, o de colores. Le encantan los colores, tanto que su armario está ordenado por gamas y hay colores
Chelsea toca la guitarra, la batería y le gusta poner al revés los discos de vinilo a
Gina, Gina no sabe tocar ningún instrumento pero le encanta ponerse música instrumental, adora a Ludovico Einaudi y ama con todo su corazón a Jamie Cullum.
Chelsea es un palillo andante, por eso toda la ropa le queda grande. Tiene el pelo cortado a tijeretazos y se lo tiñe de todos los colores.
Gina es una chica regordeta, de una talla cuarenta, rubia con el pelo rizado y cayéndole en cascada por sus hombros.
Chelsea se hace la valiente, la que no teme nada.
Gina es la tranquila, la concienzuda, la que piensa las cosas antes de actuar.
A Chelsea le gustan las maldades.
Gina tiene espiritu de hippie.
Y Brooklyn no sabe que hacer con ellas dos, esos dos personajes que se alojaron en su subconsciente cuando las creo, describiéndolas en un simple papel. Ella no tiene la culpa de quererlas tanto. Y de que ellas la quieran a ella. Siempre intentan ayudarla, cada una de puntos diferentes. Sabe que son un parte de ella, que es ella, Brooklyn, la que toma las decisiones. Pero no puede evitar pensar en sus compañeras como dos chicas reales, palpables.
Algunos la toman por loca.
Otros por una chica con demasiada imaginación.
A Brooklyn le parece...que todos llevan razón.
domingo, 8 de agosto de 2010
You win, my L O V E...
Señores, señoras, McFly
viernes, 6 de agosto de 2010
Children
Ella coge a uno de los niños que corretean deprisa entre sus brazos. Le tira del pelo y después se arrepiente, y el niño de cabellos rubios y ojos brillantes acaricia su mejilla con ternura.
Él la observa desde lejos, apoyado en la barandilla y con una sonrisa en su rostro.
No le gustan los niños, pero lo que no sabe es que a los niños si les gusta ella. Casi tanto como a él.
miércoles, 4 de agosto de 2010
Arde
Mandy Moore sentada en la cama de su cuarto, con las sábanas desordenadas cubriéndola pequeños trozos de piel expuestos por el corto pijama de dos piezas.
Mandy Moore tiene la mirada perdida en un cubo de metal y las llamas que salen, balanceándose, prisioneras de esas paredes cilíndricas y grises.
Tira un papel para alimentar a las llamas, uno de tantos que tiene esparcidos por la cama a su alrededor, sobre las sábanas.
A su espalda, Kevin Limsworth la observa preocupado. Recorre con sus ojos la forma de sus hombros desnudos, su cuello delgado al que lleva sujeto un único tirante del pijama. Su pelo rubia y largo recogido con una pinza de madera, de esas grandes, que dejan caer el pelo con las puntas cada una por su lado.
Un papel más al fuego y uno menos en la cama.
-Todo se quema. Todo desaparece. Se consume con tanta rapidez que no te da tiempo...no te da tiempo a hacer las cosas bien. Lo intentas, una y otra vez, pero siempre hay algo, un hilo muy fino, que se rompe y todo el telar que has creado, se estropea. Tienes que deshacerle y volver a empezar, pero te das cuenta entonces de que el sol ya se ha perdido en el cielo y estas a oscuras y no consigues ver el telar para volver a empezar.
Mandy Moore mira su muñeca sujeta por la mano de su representante. En su mano una foto de polaroid, una tontería, casi esta cerca de ser una reliquia y entonces al pararse y mirarla, Mandy Moore, se empequeñece y mira su foto granulada. Le invaden tantos recuerdos que se siente a punto de caer. Por suerte tiene a Kevin con ella sujetándola.
-¿Qué ha pasado?
Mandy sonríe, esa pregunta, se la han formulado tantas veces en tan pocos días. Andrew también quería saber de que se trataba.
Lo que no sabían ambos es que jamás sabrían que había pasado. O por lo menos, no tan pronto.
Mandy Moore tira la última foto al fuego dejando que el rostro pecoso de la niña de ojos claros que la miraba desde ella, desde esa pequeña foto de polaroid, desaparezca. Ahora, para siempre.
-Kevin no te tomes la vida tan en serio, al fin y al cabo, no saldrás vivo de ella.
Corto, pero baja inspiración ultimamente.
Demasiado extres infantil.