Cerró los ojos y siguió con todos los poros de su piel el recorrido de aquel dedo por toda su espalda. Dejó que con ese pequeño gesto ahondara en lo más profundo de su ser.
-Dime una cosa.-murmuró, dibujando una media luna en el lado derecho, con esmero, como si estuviera pintando un lienzo en blanco.-¿Llegarías a quererme algún día?
Abrió los ojos, y giró la cabeza para mirarla a los ojos, esos ojos de un azul tan infinito que podría llevarlo al mar estando a kilómetros de distancia. Una mínima sonrisa se dibujo en su rostro, tan sencilla que parecía desnudarle completamente, dejando solamente su alma allí delante.
-No es esa la pregunta.-respondió despacio, al ritmo del caminar de su dedo por su espalda.-La pregunta es si llegaré alguna vez a decírtelo, a demostrártelo. Jamás podre decirlo, conlleva demasiadas cosas para las que no estoy preparado. No quiero decirte te quiero, y que dentro de unos días todo se esfume como cuando soplas una vela. Prefiero mantenerme en silencio y que vivamos juntos esforzándonos por mantener el amor del otro. Que la pasión nos queme aunque pasen diez años, que no caigamos en la rutina porque el miedo de dejar de querernos nos empuje a hacer algo, decir algo, atrevernos a algo...
Su dedo se quedó quieto sobre la piel de su espalda, y él sintió como poco a poco iba asimilando las cosas. Quizás no fuera el más romántico a simple vista, el productor de más cantidades de azúcar del mundo, pero si él se enamoraba era de verdad. Y no quería dejar de estarlo tan pronto.
¡Y DICES QUE NO ESCRIBES BIEN!
ResponderEliminarYo te mato... ¿Entonces esto qué es? ¿Una mierda? AHHHH ya me gustaban tus escritos, pero no sé... Me da la impresión de que en este blog te lo has currado y has dejado salir tu... ¿Yo interior? Sigue así, vas por un camino cojonudo.