Suficiente. Aquello había sido suficiente. La gota que colma el vaso.
Andrew J. Smith volvió a levantarse del sillón blanco furioso y comenzó a andar dando vueltas por toda la habitación del hotel. Se frenó en seco, alzó su mano derecha se miró el reloj que llevaba puesto. Media hora más y se iría a la cama. Media hora más y...
No tuvo tiempo de decir más cuando alguien llamó a la puerta.
Y Andrew J. Smith, con los labios fruncidos no pudo decir nada ante el cuadro que tenía delante. Ni siquiera sabía como podían haberla dejado entrar el hotel de aquella forma.
-Entré por la puerta de servicio.-respondió, tragando saliva, como si le hubiera leído la mente y eso, le hizo abrir la boca en forma de o.
-Estas empapada.-murmuró mirándola desde sus botas altas de color asfalto, hasta su pelo rubio despeinado.
Mandy Moore hizo un ruido proveniente de su garganta que parecía intentar ser una carcajada, pero no salió como debiera.
-Dime algo que yo no sepa, Andrew.-le empujó con firmeza a pesar de su aspecto, mojado, sucio y lleno de barro. Entró en la habitación del hotel y se quitó la americana, colgándola encima de una silla sin preocuparse.
-¿Dónde has estado?-preguntó Andrew J. Smith, cogiéndola en el momento en el que ella se daba la vuelta para quitarse la camiseta blanca, con la bandera de Reino Unido dibujada en el pecho.
-Error, Andrew. Eso es algo que tú no sabes, no que no sepa yo.-y una sonrisa torcida se dibujó en su boca.
-Me has tenido preocupado, Mandy. No sabía donde estabas, ni siquiera una llamada, un mensaje, una foto en las noticias sobre una fiesta o un arresto...-se quejó alzando las manos a la pantalla encendida. Mandy, aprovechando que estaba de espaldas sonrió tristemente y suspiró.-Creía que te había pasado algo. Mandy, si llega a ocurrirte algo yo...
-¿Tú?-cortó Mandy dándose la vuelta y dejando la camiseta sobre la cama.-Tú no harías nada. No debes hacer nada, solo ir a un programa de televisión tras otro llorando y contando lo apenado que estas. Hacerte rico y aprovechar la pena para acercarte a otra talentosa estrella y seguir triunfando. Hacerte un hueco en la historia como mito. Yo ya tendré mi hueco como leyenda.
Andrew J. Smith quería responder, pero sus cuerdas vocales se lo impedían. Lo único que podía hacer era apretar con fuerza la chaqueta de Mandy Moore en su mano derecha hasta hacerse daño con uno de los botones. Los ojos muy abiertos. La mandíbula desencajada.
Consiguió sacudir la cabeza y despertar de aquél pequeño cielo negro en el que se había metido.
-No.-resopló y soltó la chaqueta como si le hubiera dado un calambre.-No todos buscamos fama cuando nos sentimos afligidos. No todos estamos continuamente ejerciendo un papel en nuestras vidas...
-Yo no hago ningún papel, Andrew.
-Si lo haces. No eres tan superficial.-gruñó dando un paso hacía ella.- Lo sé, te he visto sonreír cuando escuchabas tu canción favorita. Acariciar el pelo a un niño invalido disimuladamente cuando fuiste a la ONG. Te vi acariciar el lomo de un libro antiguo como si valiera más de lo que el mundo se imaginara. Incluso te vi suspirar y abrazarme una noche. Te miré mientras sonreías al escuchar a Kevin enfadado y hacías una mueca al escuchar a un par de pijas asomadas al balcón.-la mirada de Andrew J. Smith se hablando y las arrugas que se habían formado en su frente se desvanecieron mientras daba un par de pasos adelante.
-Voy a ducharme.-respondió Mandy Moore a todo aquello, con la boca torcida y los ojos en blanco.
Andrew J. Smith apartó la mirada mientras ella cogía su ropa interior y su pijama y se escondía tras la puerta de madera blanca que daba al baño. Cogió el mando de la televisión y la apagó. Lo último que vio fue la imagen de una niña de pelo rubio, con dos coletas. Se le formó un nudo en el pecho, pero él, ya había encontrado lo que buscaba.
Se quitó la camisa y se acercó a la cama para dormir y descansar, ahora que estaba más tranquilo. Pequeños ruidos le obligaron a acercarse al baño. Apoyó el oído sobre la madera y escuchó el murmullo del agua al correr por el grifo. El vapor de agua aferrándose a la madera y dilatándola poco a poco. Y después, casi oculto por todos esos ruidos, un amargo sollozo intentando ser ahogado. Andrew J. Smith parpadeó y se alejó de la puerta, aferrando al pomo dispuesto a entrar.
Pero no lo hizo.
Se tumbó en la cama cual largo era y cruzó los brazos detrás de su cabeza. No podía entrar, porque quería pensar que se estaba equivocando y que aquellos ruidos debían de ser de una televisión o de una habitación cercana. No sabía que la había pasado allí fuera pero cada vez más iba apareciendo por el pecho el nudo que antes le había atenazado la garganta. Pero no podía abrir esa puerta. Porque...Mandy, nunca llora.
Dios, es que ME ENCANTA Mandy. No lo sabes tú bien... Y encima ya le pongo la cara de Clemence, así que ya LA AMO xD En serio, no es ningún personaje plano. Es una chica especial, la loveo. También me encanta Andrew J. Smith. Dime que van a acabar juntos, anda... ¿O es que se acuesta con él al ser el representante? xD
ResponderEliminarPues eso, que espero más cosas de la señorita Moore *__*